Acostado con la boca abierta, con la frente y ojo izquierdo perforados por arteros disparos de un total de doce tiros, fue acribillado y asesinado el mismísimo Presidente de la República de Haití, Jovenel Moise, y ello en la propia residencia presidencial al promediar la una de la madrugada, cuando un comando fuertemente armado la tomó por asalto. ¿Es acaso en la historia, un hecho aislado el asesinato certero y brutal de un presidente?... + Leer noticia completa
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